Colección Luis Gasca

MARILYN MONROE: FALDAS AL VIENTO

21/08/2018 - 30/09/2018

Una sonrisa misteriosa, una boina revolucionaria, un ventilador inoportuno en la madrugada de la ciudad que nunca duerme. Así nacen los mitos destinados a ser inmortales: Mona Lisa, el Che, Marilyn.

Era la madrugada del 15 de setiembre de 1954. Siguiendo las férreas indicaciones del director Billy Wilder, su jefe de efectos especiales Paul Wurtzel acciona por enésima vez un gigantesco ventilador escondido bajo la rejilla del metro en el 590 de Lexington Avenue, esquina con la calle 52. Son detalles necesarios para conocer el nacimiento de un icono destinado a identificarse con la ciudad de los rascacielos mucho más que la estatua de la Libertad.

Entre los numerosos noctámbulos se ha corrido la voz de que Marilyn Monroe va rodar una escena de su nueva película "The Seven Year Itch" traducida al español como "La tentación vive arriba”. Entre el paciente público, acalorado, sudoroso y harto, el marido de la estrella, Joe di Maggio. Abundan los fotógrafos convocados por la jefa de prensa y en sitio destacado, junto a la que será famosa rejilla del metropolitano, Bernard de Hollywood. 

La rubia más deseada del cine, que tras 30 pruebas ha sustituido a su doble Gloria Musolino, vuelve a sonreír ante las cámaras, intenta sujetar la indiscreta falda volandera que ha diseñado para ella William Travilla, mientras confiesa a su pareja Tom Ewell “¿No es delicioso? ¡Qué alivio!”

Uno de los fotógrafos que inmortalizaron la escena fue George S. Zimbell. Al trasladar su domicilio a Montreal en 1971, encontró en una caja un rollo de negativos sin revelar. Sus imágenes confirmaban el mito, el secreto oculto tras las faldas de seda, la fascinación cándida y pícara a la vez del símbolo máximo de la seducción femenina.

Esta imagen fotográfica estaba destinada a perpetuar su recuerdo en pinturas, estatuas, comics, siendo inspiración para campañas publicitarias, parodias y chistes. Dulce, voluptuosa, tierna y perdida Marilyn.

LUIS GASCA